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Nikodemos no. 3, reseña de película, visita de Vladika Nektary


Carta no. 102.1
Destinatario: P. Alexey Young

¡En verdad, Cristo ha resucitado! Por favor, perdona nuevamente la demora en devolver los manuscritos [para Nikodemos #3], pero entre nuestra primera y segunda lectura de ellos han ocurrido tantas aventuras y pruebas que simplemente no ha habido tiempo. ¡Estas pruebas a veces se acumulan justo cuando estamos terminando un número, y así tenemos una buena idea de cuál es su origen! (Esto fue especialmente cierto con el número del calendario, así como el número de canonización del año pasado [sobre San Herman de Alaska].) La semana pasada, después de que nuestro camión se incendiara (!), estaba a punto de hundirme en un estado de ánimo bastante sombrío; pero logramos sacar el número (empujamos el camión hasta la carretera y luego lo dejamos rodar—el cartero no hizo preguntas, ya que ya está acostumbrado a nuestras extrañas llegadas, à la Lone Ranger!) y parece que el daño no es mucho después de todo. Y así Dios nos enseña fielmente la paciencia y a confiar en Él y no en nuestros propios poderes, que después de todo no pueden hacer nada.

Todo el material que enviaste se ve bien, y solo tenemos uno o dos comentarios.

En tu respuesta a la carta de H [al editor, sobre formas de ser un testigo ortodoxo] no estamos seguros de que la idea se transmita de que las formas de testificar no se realizan para “mostrar” a otros, sino más bien porque son ortodoxas en sí mismas y, incidentalmente, muestran esto a los demás. Quizás podrías agregar o revisar una oración para indicar esto claramente, a fin de evitar la impresión de que el cristiano ortodoxo anda “presumiendo” de su fe, à la protestantes.

Con respecto a esto, encontramos un pasaje interesante la semana pasada en la Vida de los mártires lituanos del siglo XIV, Anthony, John y Eustathius (14 de abril): “Al encontrarse al servicio del Príncipe lituano Olgerd, Anthony y John intentaron ocultarle el hecho de que eran cristianos, pero no pudieron tener éxito en esto porque sus actos y costumbres cristianas los distinguían demasiado de los paganos.” Finalmente fueron encarcelados por negarse a comer carne en un día de ayuno, y asesinados.

Por supuesto, CD tiene nuestra bendición para escribir una reseña de [la película] Nicholas and Alexandra. Me temo que lo desanimamos un poco una vez por nuestra falta de interés—pero somos monjes y no se supone que debamos ir a tales espectáculos, mientras que para tus lectores las películas son parte de la vida y ciertamente es bueno que estén informados cuando se presentan distorsiones de cualquier cosa ortodoxa.

Vladika Nektary nos visitó en su camino de regreso de Seattle—estaba bastante débil, pero aún así pudo emprender un viaje tan agotador. Siempre es una fuente de gran aliento y consejo para nosotros. Espero que esta tardía respuesta no retrase la aparición de Nikodemos. Perdónanos y ora por nosotros. Saludos a Susan e Ian.